de Sebastian Torcisi
Redención final
Nimbados por un sol imprevisto
Despertaron mis ojos anhelantes de luz
Cansados de sombras mordaces
Que fueron morada en días de pesar
Y súbitamente se manifestaron preguntas
Pesadas como rocas, ardientes como volcanes:
¿Cómo sobrellevaras hoy mi muerte?
¿sabrá tu conciencia que aun vivo encadenado,
que aún lucho por cortar los lazos del pasado?
Consuela mis días saber que tú existes,
Y eres motor de mi vida y mis actos
Pero ya no encarnas las virtudes de antaño
Ríos venenosos arrasaron tus páramos,
Tus puros altares hoy hieden, profanados.
La única redención reside en la memoria
Quise sepultar los cadáveres marchitos
Y destruir tu imagen, sublime y manchada
Quizá quien habita hoy mis pensamientos aún eres tú
Pero transfigurada
Yo así lo prefiero, es un acto de nobleza.
Tal vez el deber de un artista consiste
En no corromper las obras mas bellas.
Y eso es lo que busqué el día en que elegí
Asesinar tu cuerpo hermoso y palpitante.
Nimbados por un sol imprevisto
Despertaron mis ojos anhelantes de luz
Cansados de sombras mordaces
Que fueron morada en días de pesar
Y súbitamente se manifestaron preguntas
Pesadas como rocas, ardientes como volcanes:
¿Cómo sobrellevaras hoy mi muerte?
¿sabrá tu conciencia que aun vivo encadenado,
que aún lucho por cortar los lazos del pasado?
Consuela mis días saber que tú existes,
Y eres motor de mi vida y mis actos
Pero ya no encarnas las virtudes de antaño
Ríos venenosos arrasaron tus páramos,
Tus puros altares hoy hieden, profanados.
La única redención reside en la memoria
Quise sepultar los cadáveres marchitos
Y destruir tu imagen, sublime y manchada
Quizá quien habita hoy mis pensamientos aún eres tú
Pero transfigurada
Yo así lo prefiero, es un acto de nobleza.
Tal vez el deber de un artista consiste
En no corromper las obras mas bellas.
Y eso es lo que busqué el día en que elegí
Asesinar tu cuerpo hermoso y palpitante.
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